jueves, 21 de junio de 2012

EL MUNDO DE PILOTOS (III) EL HUERTO Y LOS FRUTALES

¿Quien no soñó alguna vez con tumbarse debajo de un cerezo y ponerse ciego?.  Antes se plantaban alrededor de la noria, porque se regaban solos y refrescaban con la sombra al burro mientras éste daba vueltas y vueltas.  Ahora que llega el calor, recuerdas aquello: el frescor de la sombra y del agua, sacudir las ramas,  las cerezas que caen entre la yerba o en el agua que corre desde el cajón de la noria a la pila y desde la pila por la madriz y... empiezas a segregar jugos gástricos.  Mi tío José tenía dos así, al rededor de la noria,  que daban cerezas blancas como las del Bierzo.  Yo, ni me acordaba ya de ello,  pero es empezar con las cerezas y,  sin querer vienen solos los recuerdos.  Ya no hay norias ni burros que den vueltas, pero lo de tumbarse debajo del cerezo y ponerse ciego de cerezas es algo que Javier puede hacer desde primeros de junio hasta finales de agosto,  porque tiene unos cuantos  y gracias a la combinación de diferentes razas consigue cosechas continuas durante esos tres meses. 

INJERTOS
El lo comenta con gusto: le encantan los árboles frutales, no solo los cerezos, también ciruelos, perales, higueras, manzanas, hasta un acerolo tiene. Disfruta localizando variedades de cada frutal y aclimatándolas si no son autóctonos.  Te cuenta que éste se le regaló fulano, el otro lo trajo de este o del otro sitio,  que aquel lo iba a tirar nos se quien y él lo transplantó, lo sanó y mira que hermoso está.  Para ello utiliza diferentes técnicas,  sobretodo le gusta injertar porque dice   que si siembras, el resultado es incierto, pero puedes plantar un ejemplar de la zona que se adapte bien al clima, que en León puede ser poco favorable para muchas especies,  o al terreno aunque sea agresivo o de mala calidad y, sobre todo, si quieres que sea resistente a las plagas, en esto los de la zona son los más fuertes.  Una vez consigues que crezca vigoroso y sano, en la ubicación donde tiene que vivir , le transmites las cualidades deseadas mediante el injerto de una yema o cuña de otro árbol que sí las tenga: variedad de fruto, precocidad o lentitud de maduración, tamaño de los frutos,  etc.  y ya tienes un ejemplar que las replica.  Así es como ha llegado a tener en su huerto cerezos tempranos, de cereza blanca, picota roja o negra, raza de Cabreros, del Bierzo, tardíos...y lo más curioso con varias ramas en las que cada una de ellas da una clase diferente de cereza o ciruela o manzana.  Dice que también se utiliza esta técnica para conseguir efectos ornamentales con floraciones de distintos colores.   Porque el injerto se puede aplicar igual a los arbustos de flor y las plantas ornamentales.





























ACODOS


 Otra técnica que le gusta experimentar con los árboles es el acodado que se utiliza para obtener ejemplares idénticos a otro existente y cuyas cualidades ya se conocen.    Puede ser aéreo o enterrado pero a él le funciona o prefiere éste último: el aéreo.  Al menos estos eran los únicos que tenía en el momento en que yo vi el huerto.  Explica que este procedimiento lo utiliza cuando ya ha conseguido las cualidades que buscaba en un frutal y quiere tener más ejemplares iguales o bien porque alguien  le haya pedido un plantón. 
Es un procedimiento  complicado y requiere mano y paciencia.  Se basa en la capacidad que tienen algunas plantas para echar raíces en una rama si se le facilitan las condiciones adecuadas para ello.
Básicamente, lo que hace es pelar, mediante dos cortes paralelos,  una banda de aproximádamente un cm en la corteza de una rama bien desarrollada del árbol que quiere replicar. Lo hace  a unos 60 cm de la punta  y envuelve la zona pelada,  en tierra húmeda con muchos nutrientes, haciendo un buen emplaste,  luego lo venda con plástico negro que ata  bien fuerte por la parte de abajo y un poco menos en la de arriba.  Esto hay que mantenerlo húmedo, inyectando agua con una jeringa,  hasta que eche raíces.  Cuando esto sucede  se corta por la parte de abajo, se planta y ya tenemos otro árbol con las cualidades del padre.  El proceso tiene una duración diferente según la especie de que se trate y se suelen hacer en primavera utilizando ramas de un año para tenerlas enraizadas en otoño o como muy tarde en invierno.  Hay que plantarlas antes de que empiece el nuevo periodo de crecimiento.
Dice que es la mejor manera de obtener plantones bien aclimatados, de resultado frutal garantizado y más fiables que los esquejes.




GUIADO DE LAS RAMAS DE LOS ÁRBOLES.


Esta es otra de las técnicas que le gusta explorar ya que los expertos lo recomiendan para mejorar el aireado y el soleado de las ramas de los árboles con la finalidad de aumentar la floración y mejorar el desarrollo de los frutos y su maduración.  Consiste en forzar mediante ataduras la dirección de crecimiento de las ramas hacia posiciones más horizontales.  Finalmente, esta práctica,  mejora también la recolección puesto que la mayor parte de las frutas están a alturas accesibles.  Se pueden guiar hacia adentro o hacia afuera como se puede ver en las fotografías.


 

















EL COMPOSTAJE

El compost es el producto que se obtiene de la descomposición al aire libre de la materia orgánica.  Tanto de procedencia animal como vegetal.  Algo parecido a los muladares tradicionales pero siguiendo una técnica de capas y humedecimiento determinadas que facilitan la interacción química y acción bacteriana del proceso.  Se mezclan barias clases de restos orgánicos y se mueven cada cierto tiempo para facilitar y acelerar el proceso.

Naturalmente,  un buen amante de la naturaleza no iba a dejar de interesarse por compostar los desperdicios del huerto y de la cuadra.  Para hacer el contenedor, que los expertos aconsejan que no sea mayor de 1,5 x 1,5 m utiliza el tronco de un árbol y unas cuantas estacas clavadas en el suelo.  Alrededor de ellos fija una red (en este caso un resto de las que se utilizan para empacar alfalfa) y va vertiendo capas de restos vegetales y de excrementos de conejo y de gallina, a los que hay que  regar porque la humedad facilita la pudrición por fermentación  elevando la temperatura de la masa lo que mata a los organismos perjudiciales procedentes de plagas.  De no ser así, estas plagas se transmitirían al suelo y de él a las nuevas plantas.  Estas capas se remueven, riegan y mezclan cada cierto tiempo para que se oxigenen y el proceso sea uniforme.  Cuando el recipiente está lleno se continúan las operaciones hasta conseguir el punto de maduración (más o menos un año)  y después se extiende por el terreno como se hace con el estiércol y se mezcla con el suelo de la misma forma. 
Cada año cambia la localización porque no conviene saturar un mismo lugar con los líquidos que rezuman durante el proceso.
Las ventajas para el terreno parece que son de todo tipo:  físicas porque al introducir elementos de diferente densidad y tamaño,  disminuye  su compactación  favoreciendo su aireación y la ejecución de las labore;  químicas porque aporta  nutrientes;  y económicas porque se ahorra en fertilizantes por un lado  y en la eliminación de residuos por otra.  Algunos ecologistas entusiastas dicen que es transformar en dinero la mi...



LOS RIEGOS.


Este es un huerto muy planificado, en el que a 20 cm bajo tierra se aloja la red de tuberías por las que llega el agua desde un depósito sobreelevado hasta cada árbol y hasta la cabecera de cada regato plantable.  Algunas de estas tuberías son de goma como las que llegan a varios frutales,  pero la mayoría son de acero.  Son recicladas de las que se les rompen a algunos de Fresno y que Javier, al necesitar longitudes menores puede aprovechar perfectamente.  La rama principal que sale del depósito, que llena con el motor eléctrico, y llega a la cabecera de los canteros donde, en cada regato  tiene un codo mirando hacia abajo con un tapón de rosca, de tal manera que para regar solo tiene que quitarlo y el agua sale por gravedad sin que se pierda ni una sola gota donde no hay plantas. 


 
El depósito, como se puede ver en las fotos,  es un contenedor de basuras que alguien había tirado en un camino (Creo que dijo que en el que va de Valencia al de Cabañas al bajar la cuesta,  aunque igual me confundo porque allí recuperé yo un par de cestas de goma  de entre varios útiles de obra que alguien tiró por allí) y está perfectamente adaptado con su rebosadero, su grifo de vaciado y hasta una percha curva para colgar mangueras enrolladas. 

RECTIFICACIÓN:  En la entrada dedicada a los conejos se deslizó un error involuntario debido, seguramente, a una falta de atención imperdonable.  Donde se decía que Javier sabía el porcentaje de posibilidades que tenía una coneja de quedar preñada en función del color del morro, debía decir del color del culo. 





ALGUNAS FOTOS DEL CORPUS




 

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ALGUNA NOTICIA BUENA










domingo, 3 de junio de 2012

EL MOLINO DE FRESNO

Disculpas: problemas con internet han ocasionado dificultades para subir las correcciones. Ocasionando que se fueran incorporando de forma aleatoria,  mezclándose con los textos anteriores y desbaratando el sentido de lo que se pretendía decir.

Los molinos aceñas (es decir los que están construidos encima de un cauce de agua)  son sitios mágicos.  Por eso,  porque el agua pasa por debajo y están rodeados de abundante vegetación,  de flores,  de árboles... y porque, normalmente, se llega a ellos por caminos que discurren paralelos a la vía del agua, bordeados, a su vez, de flores y árboles, recorriendo parajes bucólicos.  Y porque ocupan una página en la historia de nuestra subsistencia.  

Si, encima, nos dejan entrar y ver de cerca  todo el apartaje, la herramienta y las máquinas complementarias que sirvieron para triturar cereal,  produciendo harina para pan y otros derivados,  podemos pasar una mañana o una tarde de lo más ameno. 




 En particular, si uno tiene la suerte de escuchar las explicaciones de Cesarino Calleja en el de Fresno. Eso ya es lujo.  Claro, lo conoce desde que nació y ejerció algunos años el oficio;  pero no lo puede disimular, se le nota la pasión: por su casa, su molino y su oficio del que, ahora, está apartado... pero solo un poco.  Se le escapa el molinero por la boca,  tiene el don de la comunicación y una vena pedagógica tal que mientras escuchas,  piensas que al salir de allí sabrás tanto como él.  No es así a pesar de que la explicación es completa y minuciosa hasta el último de los detalles..., pero la memoria es la tuya y te la juega.  Eso sí... te contagia el gusanillo por el tema. 




Lamenta mucho haber desmontado, en los años ochenta,  una parte sustancial de lo que fue el molino de su padre, Cesarino Calleja Moratiel.  En concreto todos  los equipos de limpieza del cereal que, cuando llegaba al molino lo hacía mezclado con pajas, piedras y otras brozas.  Estos aparatos ocupaban la mitad sur del local de abajo y parte de la planta primera, donde también estaba y continua estando,  la vivienda familiar. Lo hizo para facilitar su trabajo que, en aquel momento, quería enfocar hacia la fabricación doméstica de piensos para ganado. 

En esa época introdujo la ayuda de un molino eléctrico (el motor que se ve en la parte inferior de la fotografía de arriba es el de este molino y el  propio molino lo vemos en la de abajo; él lo toca con la mano). Sin embargo,  conserva, y en muy buen estado,  todo el apartaje correspondiente a la molienda:  la rueda,  de gran diámetro,  que iba sumergida en el cauce  y giraba obligada por el empuje del agua, y cuando no había que moler,  el agua era desviada hacia un lateral de la presa mediante una compuerta para que no la moviese.  El movimiento  de la rueda se transmitía mediante un eje y un sistema de engranajes (todos a la vista) a la muelas, formadas, cada una de ellas,  por dos piedras de sílex. Una sobre otra y ambas de diámetro y espesor considerables.  Una, la de abajo era fija y  sobre ella giraba la de arriba para triturar, entre ambas,  el cereal que se iba suministrando poco a poco y en cantidades pequeñas (para que no se obstruyese el equipo)   saliendo al exterior por el contorno de las mismas cuando ya estaba molido. 
 Éstas, las muelas,  son dos como se puede ver en  fotografía siguiente tomada en la jornada de puertas abiertas de la pasada Semana Santa, e igualmente se ven en la foto de intermedia de las tres de arriba tomadas en el interior; están protegidas,  cada una de ellas, por un cuerpo de forma exagonal en madera. 
  

Este producto "en basto"  había que pasarlo a la limpiadora que vemos en la imagen de arriba y allí se separaba la parte más pesada, las cortezas o salvado,  de la harina que, aún,  no había llegado al final del proceso.  Mediante un elevador sinfín se trasladaba al piso de arriba desde donde volvía a bajar pasando por una especie de tubos de seda natural que con movimientos mecánicos realizaban el último filtrado de lo más fino, la llamada "flor de harina".  
No es seguro que transcripción no contenga errores, pero César me perdonará.  Si le parece que haga las correcciones que crea.  Y si no,  cuando expongan la maqueta en la que llevan trabajando dos años y en la que él está muy volcado asesorando a los profesionales que la realizan,  tendremos ocasión de deshacer errores ya que irá acompañada de un panel explicativo del proceso de molienda.

 Todo esto te lo va contando César,  mientras se detiene en todos y cada uno de los  detalles, por mínimos que parezcan: el nombre de cada pieza, el material con el que está hecha,  por qué ese material y no otro; el fabricante y la edad de cada máquina,  en qué año fue sustituida o reparada,  donde fue adquirida. 
En lo que más insiste es en lo delicado del trabajo de picar las piedras.  Porque de ello,  de la profesionalidad del picador y de la perfección con que lo haga depende el buen molido y la conservación del equipo.  También insiste en lo peligroso del trabajo porque quien lo hace traga polvo de sílice y muchos molineros enferman de silicosis.

Ahora ya entiendes a las asociaciones de amigos de los molinos que hacen rutas, sobre todo a pie, dedicando los fines de semana desde la primavera hasta el otoño a visitar estas instalaciones industriales tan numerosas antaño: solo en la provincia de León, hubo más de cuatro mil  molinos de los que,  lamentablemente, a penas quedan unos setecientos, según el historiador coyantino Javier Revilla. Dejaron de trabajar por diversas razones,  la más importante de ellas, la obsolescencia del procedimiento frente a las modernas instalaciones mecanizadas y hasta robotizadas.  
Pero las  causas de que desaparezcan las edificaciones y sus equipos son de muy diversa índole.  Es el caso del molino de Cabreros,  que se quemó hace uno o dos años.  
Incluso hay que tener en consideración los costes de su mantenimiento en paro que son importantes.  Y el valor que, en el mercado museístico y de anticuarios,  tienen sus elementos;  razón por la que muchos deciden vender antes de que se eche todo a perder por abandono.

No es el caso del molino de Fresno, donde,  el edificio, prácticamente toda la maquinaria, así como las herramientas y aperos, gracias al interés y al cariño de la familia propietaria, se encuentra en excelente estado de conservación e incluso de  recuperación, ya que están empeñados en reconstruir la totalidad del mismo en la  maqueta ya mencionada.

Al  modificarse, en la última concentración parcelaria, el recorrido de la presa de Rodrigo Abril y San Marcos (a la que el historiador Ramón Gutierrez que escribió el libro de la historia nuestro pueblo dedica un muy extenso capítulo en el que da amplia cuenta de su historia, beneficios y conflictos. Igualmente dedica otro capítulo a los molinos) se perdió, lamentablemente, una de sus señas de identidad.



El pasado día de Sábado Santo, coincidiendo con la presentación del libro de Fresno, celebraron una jornada de puertas abiertas que despertó interés tanto en el pueblo como en la comarca y hasta en León de donde llegaron autobuses.  En esta jornada contaron con  la maqueta, del molino, realizada por Felix Morán y que fué presentada en la pasada feria del pimiento, despertando la admiración y la curiosidad de todos nosotros. 





 Si alguien tiene curiosidad por conocer más molinos, con este enlace se accede al blog del historiador, natural de Valencia de D. Juan,  Javier Revilla Casado: "Patrimonio industrial harinero".  No lo lamentará.  http://harineras.blogspot.com.es/






OTRAS COSAS DE FRESNO




ya estamos en el ciberdespacio (internet en España)