domingo, 20 de diciembre de 2015

EL TREN V : LO QUE QUEDA DE TODO AQUELLO


NO MUCHO

Así es, no queda gran cosa a la vista de como van  desapareciendo de la geografía de nuestros pueblos los símbolos de lo que fue un ferrocarril: las estaciones, los apeaderos, las casillas, las básculas, los pontones, los árboles y... hasta la traza.  Ha habido mucho desinterés por parte de los municipios y mucho desdén hacia este hito tan fundamental en la historia reciente de nuestra comarca.   Lamentablemente cada vez son más los que no tienen ni la menor idea de lo que representan esos edificios de ladrillo tan iguales en todos los pueblos;  probablemente los jóvenes se refieran al lugar como "la estación" sin saber si trata de una estación de tren, meteorológica,...o espacial.
Todo sigue un guión no escrito pero previsible:  en primer lugar,  la empresa concesionaria, antes de abandonar la concesión que tenía por noventa y nueve años,  se apropia de todos los muebles, inmuebles y valores que no están estrictamente adscritos al servicio público; después FEVE, la empresa pública depositaria, al cierre del servicio, desmantela todo aquello que tenga un mínimo valor en el mercado del desguace: carriles, traviesas, aguadas, grúas, puentes...hasta las piedras de los andenes en muchos casos.  Ya nos hemos quedado con unos edificios y unos terrenos desnudos de todo,  cuyo dueño está lejos y a quien le resulta onerosa la vigilancia y el mantenimiento de los mismos.  Lejos de despertar interés, empiezan  a percibirse como una carga tanto para FEVE como para los alcaldes de los pueblos, testigos impotentes del deterioro progresivo de este patrimonio semiabandonado: los edificios se arruinan, los árboles se secan y hasta la traza desaparece en algunos pueblos como resultado de una concentración parcelaria.   En alguno  de estos pueblos no quedan ni ruinas para recordar que en otro tiempo hubo un tren que pasaba por allí todos los días.
Hoy lo recordamos con añoranza,  gracias a que aún se conservan parte de esos bienes y, fundamentalmente, a que todavía vivimos muchos de quienes lo conocimos  en servicio.
Afortunadamente no es este el caso de Fresno, que fue uno de los primeros pueblos de la línea en interesarse por los inmuebles de la concesión y, no estoy segura en este momento pero tampoco es un dato importante, pero creo que fue el primero  en adquirir la totalidad de los mismos.  Concretamente, el 19 de enero de 1984 se firmó la escritura pública de compraventa de todos los bienes del FC de Medina de Rioseco a Palanquinos en Fresno de la Vega, pasando estos: terrenos y edificios a ser propiedad patrimonial del Ayuntamiento.  Gracias a ello es, posiblemente, el pueblo donde se encuentran en mejor estado.





Este proceso es bastante largo.  Normalmente son los ayuntamientos los que se ponen en contacto con Feve, solicitando la adquisición de los terrenos y los edificios que quedan  en ellos, aunque también puede ser una empresa o un particular. El primer paso es desafectarlos del servicio público, mediante un acuerdo que adopta el consejo de administración.  A continuación y, al tratarse de terrenos obtenidos por expropiación o por cesión de comunales, ley obliga, se anuncia en el boletín de la provincia, en el tablón del ayuntamiento del que se trate y en los principales periódicos provinciales, estableciendo un plazo para que los expropiados o sus causahabientes puedan reclamara la reversión de los mismos.


Esta palabra "reversión" es la que figura en los anuncios, porque así lo dice la ley, y es la que da nombre al proceso, pero genera mucha confusión.  Los causahabientes no recuerdan que la expropiación se paga y...., lógicamente, la reversión se cobra.  Por eso muchas solicitudes de reversión, lo digo con conocimiento de causa, se tramitan hasta que llega el momento de fijar lo que la ley llama justiprecio; es así tanto en la expropiación como en la reversión.  Llegados a este punto y dado que la mayor parte de los terrenos son rústicos, en parcelas pequeñísimas, y sin labrar desde hace casi un siglo, la mayoría de quienes podrían por ley hacerse con ellos, desisten.  Quedan estos bienes, depurados jurídicamente y libres  de cargas para ser vendidos.  Solo hay una prescripción legal: se han de ofertar en primer lugar a los ayuntamientos en lote completo y, solo si estos renuncian, es cuando se pueden formalizar ventas privadas.  Lo único que queda fuera de este procedimiento son las donaciones, que las hay: por ejemplo en Valencia las había, éstas no generan derecho de reversión, tienen la misma condición que una venta privada y el donante, al desaparecer el servicio público,  no tiene ningún derecho sobre lo donado. La ley entiende que cuando donó, sus intereses tendría en la donación.  Solo tiene derecho de reversión quien tuvo que vender quisiera o no.
En el caso de Fresno, este había sido el punto de partida, por lo que el ayuntamiento aceptó la propuesta y compró todo el lote.  El resto ya lo sabemos todos:  se parcelaron los terrenos de la estación quedando la parcela mayor con el edificio principal y el de los urinarios en poder del ayuntamiento y  se vendieron el resto de ellas.  La caja de la vía en su totalidad sigue en propiedad del ayuntamiento.
Bueno, lo sabemos todos menos un periodista de La Nueva Crónica, de nombre Pery Lechuga, que  el pasado 13 de abril y en un artículo recordatorio del centenario de la línea, escribía el siguiente artículo:






Imaginemos las noches en vela de este periodista y algunas personas más que, quizá, intuyen un gran pelotazo o quien sabe qué maniobras maquiavélicas para sustraer "el gran tesoro" a quien sabe quien, al menos eso es lo que parece que insinúa.
Yo nunca le he dado tantas vueltas a la cabeza, ni he llegado a formular tan complejas tramas.  No me parece un asunto que tenga el menor interés, porque en cualquier caso, los metros siguen en su sitio: en el suelo.
Pero por si fuera de algún interés, yo, voy a contar un cuento.  Igual resulta que las cosas son tan simples que un cuento vale para dar una idea:
"Había una vez una corporación:  alcalde y concejales de un pueblo que podría ser el mío, que, viendo el abandono de unos  edificios y unos terrenos de los que era titular una empresa localizada en Madrid a cientos de km del pueblo y que nunca hacía nada por conservarlos ni mejorarlos, decidieron ponerse en contacto con dicha empresa llamada FEVE, para solicitar que les vendieran esos bienes y dedicarlos a los intereses del pueblo.   Esta empresa les dice que le parece bien pero que antes hay que realizar unos cuantos tramites a los que obliga la ley: declararlos innecesarios para el servicio público, dar a conocer esta declaración, tramitar cuantas solicitudes de reversión se puedan documentar, devolver los terrenos  comunales cedidos si se puede documentar tal cesión y tal condición y, finalmente, vender como patrimoniales los bienes sobrantes, siendo solicitud preferente la del ayuntamiento.  Todos estos trámites se cumplen: la corporación no encuentra ningún documento sobre el origen de los terrenos, ningún expropiado ni causahabiente solicita reversión y la empresa FEVE, que tampoco puede documentar nada respecto a ese pueblo, como en el caso de tantísimos otros pueblos (La empresa titular de la linea no había entregado prácticamente ninguna documentación al Estado en el momento del abandono del servicio) procede a la venta de todos los bienes de la línea en el municipio.  La venta se lleva a cabo como bienes patrimoniales del Estado y se inscriben como bienes patrimoniales del ayuntamiento.  Y colorín colorado, el misterio se ha acabado."
Finalmente, y a modo de curiosidad, decir que igual que en el caso de la construcción del ferrocarril había un ministro oriundo de Valderas que usó sus influencias en Madrid para conseguir que se declarase la concesión, en el caso de Fresno, también hubo un ministro que prestó su influencia para agilizar el proceso.








Afortunadamente, y aunque leyendo esto parezca que todo son lamentos, hay que agradecer vivamente el mérito e interés del grupo llamado TREN BURRA O CHARANGO que capitaneado por dos historiadores: Javier Revilla de Valencia de Don Juan y Servelio Villar, en este centenario de la línea, han hecho un grandísimo esfuerzo para montar una exposición que recoge de modo ejemplar la historia de la gestación, nacimiento, vida y cierre de la misma.  Todo ello explicado en doce paneles ilustrados con bonitas fotografías de época y vitrinas con recuerdos prestados por antiguos ferroviarios y particulares: gorras, billetes y otros objetos interesantes. Desde el treinta de abril, fecha del centenario en que se inauguró en Medina de Rioseco, recorre todos los pueblos del trazado de la línea.  Un baño de goce y disfrute para quienes somos amigos del ferrocarril.
En Fresno tuvimos la suerte de tenerla desde el veinticinco de octubre hasta el ocho de noviembre, con mucho éxito, por cierto. Se inauguró con una conferencia de Javier Revilla, quien prepara un libro sobre la línea para muy pronto, y que registró lleno total y falta de afor. 
En nuestro pueblo, la exposición contó además con una bonita maqueta de la estación, realizada por Felix que calcaba la realidad. Muy, muy buena, como todas las que hace.  
Lo más divertido de todo fue ver a algunos de los que viven en Fresno y que pasan por la estación con frecuencia, hacerse un lío con las vías, las casillas...etc, según del lado que se pusieran a mirar la maqueta.























Aquí termina la última entrega del tren con mucha nostalgia y con mucha satisfacción por haber tenido todo un año para recordar algo tan querido como nuestro tren burra.  




Como siempre, un repaso a la prensa, nos deja la noticia del parque infantil inaugurado días pasados en las escuelas de Fresno:







Y lo último:  el adorno del ramo de navidad en la iglesia con productos del campo recién recolectados para la ocasión.  Purita manda la foto.  







Todavía quedaba algo importante: el personaje más ilustre para los suyos, entre los que me encuentro.  Que nadie tenga la menor duda: Nicolás.